Seguimos profundizando en esas historietas que poco a poco vamos poniendo en nuestro apartado de “mentiras del fútbol sevillano” , en esta ocasión sobre el origen del término “palangana” .
Ser colchonero, merengue, culé, verderón, periquito, submarino amarillo, boquerón, choquero, león, etc, no tiene nada de especial, supone algo divertido y es así como se conoce a las aficiones de los distintos equipos. A nosotros nos conocen actualmente y localmente como palanganas.
Para conocer el origen del término, me gustaría hacer previamente una selección de “Cuentos soñados”, que nos regalan para nuestro divertimento personal los aficionados del equipo republicano coronado por su majestad sobre este asunto.
Se supone que si alguien nos llama de alguna manera, éste debería saber por qué lo hace, pero vemos que no lo saben, porque no se ponen muy de acuerdo. Veamos algunas de estas leyendas urbanas que se cuentan en algunos foros internautas de signo verdiblanco, algunas no exentas de “cierto arte”:
“…lo que me cuenta mi abuelo... dice que fue cuando la guerra civil... siempre se ha sabido que los sevillistas eran gente de bien, de dinero, por decir algo.. tirando a la derecha políticamente hablando. Cuando la guerra ellos jugaban de rojo y para que no se les confundiese su color con los partidarios de la izquierda, destiñeron sus equipaciones en una palangana, jugando de blanco siempre…”
Ya se pueden ustedes imaginar a los jugadores sevillistas con una palangana, cada uno destiñendo su camiseta roja en los años de la guerra, algo que no merece más comentario, más que el quieran hacer ustedes al final de esta entrada.
O esta otra que no tiene desperdicio:
“…Mi padre, (…) cuando tenía apenas 13 años, en el año 31 en la calle Barcelona de nuestra Servalabari (Sevilla la bella) practicaba como peluquero, arreglando las barbas y recogiendo los pelos que los maestros peluqueros cortaban a los dientes en la vieja Peluquería de la calle Barcelona, esquina con la actual Joaquín Guichot y enfrente de la hoy todavía sin par, tienda del santanderino TRIFON. Pues bien oí como nos narraba un viejo directivo de los fundadores del SEVILLA F.C. en el año 1905, como a raíz del fichaje por el Sevilla de un prometedor futbolista, pero hijo de obreros y por lo tanto no con el necesario pasaporte GETLEMAN necesario en esos anales para pertenecer a tan capitalista club. Hubo un gran crack en la directiva, algunos de los cuales como los DE LA BORBOLLA, creían que todos los sevillanos deberían de tener la oportunidad de pertenecer a este club sin tener que pertenecer a una escala social concreta. Las discusiones fueron tales que la mitad de los directivos cesaron como miembros del SEVILLA FC., y crearon el BETIS C.F, en 1.909, cuando tuvo lugar estos hechos, ese grupo de ex-sevillistas, visitaron en la sede a sus antiguos compañeros para informarles de que se iban, fundaban un nuevo club y les llevaban un presente. Un paquete que entregaron diciéndoles, que el contenido del presente “REGALO” que les entregaban, seria el símbolo de la desunión de ambas directivas. Al abrirlo se encontraron una PALANGANA, de cerámica Trianera, pero completamente blanca, la cual presentaron con la siguiente frase: Aquí os dejamos como despedida esta PALANGANA, que la utilizareis de por vida para depositar las lagrimas que generaréis no por vuestros fracasos, sino por nuestros éxitos, pues a partir de ahora estaréis mas pendientes de nuestros éxitos o fracasos que de vuestra propia realidad…”
Debió ser eso… Hemos llorado sobre todo por sus éxitos :) Este relato es una mezcla de la ficción y las ganas de guasa del supuesto directivo sevillista. Más no se puede hablar sobre los tópicos, máxime cuando el primer jugador obrero de un equipo sevillano lo hizo en el Sevilla FC.
Otras leyendas profundizan en la opción sexual de Don Ramón Sánchez- Pizjuán que no merece la pena ni mencionarlas aquí por el esperpento que suponen y por el insulto derivado de la frustración. Verdaderamente no saben que perfectamente pudieron ser ellos los “palanganas” (fue realmente una oportunidad que perdieron), que vino de la mano del famoso “Caso Antúnez”.
Estando el Betis en una situación económica lamentable tras este episodio que les digo, debían a los jugadores una importante cantidad de dinero a lo que ya casi se negaban a jugar. La directiva bética pensó que podría ser una buena solución poner unas palanganas repartidas por el estadio para que la afición pudiese aportar un óbolo, cosa que hicieron, aunque parece ser que tuvo poco éxito ya que la afición no aportó demasiado para salvar a su club.
Por ello el equipo verdiblanco pudo llamarse perfectamente el “equipo de las palanganas” pero el sevillismo en aquella época estaba en otra guerra y el Betis estaba en Tercera división.
Sin embargo desde siempre al equipo sevillista le llamaron “merengue” y esto es “de cajón” por la sencilla razón de que es un equipo vestido de blanco, cosa que igualmente ocurría con el Real Madrid y otros equipos que vestían del mismo color. Pero con respecto al Sevilla FC, podemos confirmar esto viendo las crónicas de distintas épocas de su historia.
Habiendo pensado anteriormente que el equipo sevillista pudo haber usado vestimentas de colores vivos, la realidad tras las investigaciones nos dicta que el Sevilla FC tuvo muy claro el tema de los colores desde muy temprano, parece ser que desde los inicios, allá por finales del siglo XIX, el Sevilla FC usó el color blanco para jugar al "foot-ball", debido a que el blanco era un color muy fácil de obtener. Debemos tener en cuenta que cada jugador se hacía responsable de la limpieza de la vestimenta personal.
Anteriormente creíamos que don Luís de Ybarra, que estuvo en el Reino Unido cursando sus estudios y se trajo una equipación “colchonera” a rayas blancas y rojas, posiblemente era la equipación de la “Pastor Gramma School” donde se practicaba este novedoso “sport”, pero parece ser que en realidad fue el capitán del viejo Sevilla FC de 1890, MacColl el que las envió desde Sunderland por petición de los sevillistas contemporáneos.
Y he aquí la referencia a lo que decimos:
En el partido celebrado a principios de 1909, un partido a favor de los afectados por el terremoto de Messina frente al Recreativo de Huelva, se utilizó la equipación de color blanco completamente, que a sabiendas de la pronta llegada de la camiseta a rayas, gustó tanto a los asistentes que decidieron adoptarla permanentemente, aunque nunca se olvidó el color rojo.
La primera referencia al término “merengue” que podemos encontrar corresponde a 1918:
Vemos otra de 1925:
Otra de 1935 donde el Sevilla FC golea al Donostia:
El Real Madrid comienza a apoderarse del término casi en exclusiva debido a su auge como campeón de Europa , aunque en este periodo no deja de llamarse al equipo sevillista “merengue”, así lo vemos en 1955:
Las últimas crónicas las encontramos a mediados de los años 70:
Aunque no nos gustaría basarlo todo en crónicas deportivas, es justo en ese momento de mediados de los años 70 donde comienza a aparecer el término “palangana”. Nadie recuerda anteriormente a estos años que le llamasen así por el hecho de ser sevillista ¿A qué pudo deberse esto?
Normalmente este tipo de apodos suelen ser generados por las aficiones rivales en tono despectivo en sus inicios y muy frecuentemente también, como es el caso, el equipo va adoptando poco a poco el apodo que coincide con un hecho concreto.
Y esto coincide con la puesta en marcha por cuestiones de marketing de las nuevas equipaciones basadas en el blanco de siempre con una pequeña línea roja en las bocamangas y en el cuello de las camisetas que se repetiría durante varias temporadas, lo que inducía a pensar en las palanganas blancas con el filo en rojo como podemos ver a Gallego en esa época.
Esta parece ser que es la razón que toma más fuerza, aunque otras abundan en la forma del estadio sevillista que algunos, con exceso de ojo clínico, parecen ver.
Hoy en día quienes pretenden usar el término “palangana” como un insulto se equivoca, de hecho es algo que cala entre el sevillismo y la misma institución sevillista entrega el premio “Palangana de Oro”.
No más cuentos victimistas, ni más historias de perdedores congénitos.