Veo, no sin cierto temor, cómo determinados personajes que se llaman a sí mismos sevillistas, arremeten sin pudor contra su propia afición en diversos medios. Esto es algo muy peligroso desde mi punto de vista, ya que se basan en la defensa a ultranza del entrenador sevillista, Jiménez, para introducir una seudo-filosofía y una especie de manual o guía de “modelos ejemplarizantes de comportamiento” que debe seguir la afición sevillista.
No se dan cuenta estos señores que la afición sevillista históricamente siempre fue luchadora. Históricamente siempre fue crítica hasta el extremo y cansina en sus pretensiones hasta la saciedad, llevando así hasta donde hoy está a este Sevilla. Nadie, absolutamente nadie, comprendería a este club sin la idiosincrasia de su afición.
“Los detractores de la afición sevillista se miran en un espejo distorsionado. Nos hablan del tópico del muerto de hambre harto de caviar y no se dan cuenta que este es el gran club del sur de España faltándole al respeto.”
Obvian cuando hablan estos señores cómo esta afición sacó del atolladero a su club en agosto del 95, sacando a la calle a miles de sevillistas y cómo echó literalmente más tarde a presidentes y directivos que fueron un lunar negro en nuestra centenaria historia. Ya las crónicas desde muy antiguo hablan de esta idiosincrasia sevillista y mientras otras aficiones abandonan a su club repetidas veces a lo largo de los años, la sevillista permanece siempre fiel, exigente y junto a su equipo, pero haciendo siempre un marcaje de cerca a sus dirigentes, felicitándoles cuando llega el caso y recriminándoles lo que crea conveniente, cuando le da la real gana.
Hay incluso quien pretende comparar esta situación actual de crítica al entrenador con la situación de otros clubes como el Valencia, llegando a llamar “proceso de mestallización” a lo que ocurre con el cisma de Jiménez, pero la “mestallización” no llega por exigir un mayor nivel al entrenador por parte de la afición, esto es algo natural en todos los estadios de España, llega porque una minoría quiere imponer su criterio al mayor y más preciado bien del club nervionense: su afición, pretendiendo crisparla. Esa es la verdadera “mestallización”, la de estos, aparte de faltar el respeto a un club grande de España como es el Valencia.
Intentan estos personajes asociar la crítica al entrenador con la gestión del consejo de administración sevillista, lanzando el mensaje subliminal de que si no quieres a Jiménez estás desdeñando esa gestión. Habrá a quien no le guste y estará en todo su derecho, pero no hay falsedad más grande que no responde más que a una estrategia bien orquestada entre determinados elementos del sevillismo, unos cuántos solo, que arremeten contra sus propios hermanos con la pretensión de la consecución de un pensamiento único basado en que el enemigo está en casa y que es el propio sevillismo.
Pero se equivocan. Su actitud solo responde a un comportamiento pequeño de miras y de corta mentalidad, porque a esta afición no la podrán parar nunca, porque siente a su club como un grande y aspira que siga en la línea ganadora de años anteriores y empuja para ello.
“…la llamada “mestallización” no llega por exigir un mayor nivel al entrenador por parte de la afición, esto es algo natural en todos los estadios de España, llega porque una minoría quiere imponer su criterio al mayor y más preciado bien del club nervionense: su afición, pretendiendo crisparla…”
Jiménez tiene a su favor el mantenernos los terceros en la liga, pero tiene en contra el que nos hayan eliminado rápidamente ante clubes muy pobres, en el entorno natural de este Sevilla FC de los últimos años, que es Europa y aunque llegamos a semifinales el Campeonato de España, perder contra el club bibaíno como lo hicimos. No hablemos de la imagen dada ante clubes como el Getafe y la forma en que perdimos ante el FC Barcelona y Real Madrid, clubes a los que le veníamos ganando temporadas anteriores con cierta facilidad. Con este panorama se crearon fuertes dudas sobre si este sería el entrenador que el Sevilla FC necesita para seguir haciéndole campeón y todo esto es legítimo, señores, no nos llevemos a engaño. Aquí no hay más trampa ni cartón.
Y no es más que esa línea de continuismo ganador el que el sevillismo -la afición- intenta insuflar en su club y exige a su directiva que no se aparte de esa línea ni un ápice.
Los detractores de la afición sevillista se miran en un espejo distorsionado. Nos hablan del tópico del muerto de hambre harto de caviar y no se dan cuenta que este es el gran club del sur de España faltándole al respeto. Se refieren al ganador de 17 copas de Andalucía cuando este era el máximo trofeo al que se aspiraba, el primero que trajo el Campeonato de España a Sevilla, a Andalucía y su único campeón europeo. Eso nunca puede ser un "muerto de hambre".
Instantánea tomada el día que murió nuestro Antonio Puerta.
Estimados y minoritarios amigos “blanquirojos”, los muertos de hambre aquí siempre han sido otros, no nosotros a pesar de que, debido a la losa económica que nos supuso la construcción del estadio, que se financió con medios propios y sin ningún regalo por parte de nadie, afectase durante tantísimos años al ánimo social de la entidad y al terreno deportivo. En esto que no se confunda nadie, LA AFICIÓN SEVILLISTA financió sus cuatro estadios históricos en un entorno donde los estadios públicos se regalaban veladamente a otros clubes por influencias políticas. LA AFICIÓN SEVILLISTA llena el estadio con uno de los abonos más caros del fútbol español. Una afición que no comprendió en un primer instante que volviese el actual presidente tras los hechos del 95, advirtiéndole, pero que reconoció su gestión ampliamente tras demostrarle su capacidad para administrar el club.
El Sevilla FC debe reflejarse en el espejo de los grandes, el espejo de aquellos que se deshicieron sin dudarlo un instante de estrellas indiscutibles como un Deco, o un Ronaldinho y otros astros para resurgir de sus cenizas y volver a ser campeones. Solo así se es un equipo grande y el sevillismo quiere la continuidad. El sevillismo entiende que su lugar natural es estar en puestos Champions y no porque se le ocurra de pronto: el Sevilla FC es actualmente el séptimo club en el ranking de clubes de la UEFA, es decir, en la próxima edición de Champions, si nos clasificamos, seríamos cabeza de serie y está a punto de ocupar de nuevo el sexto puesto que le corresponde en la clasificación histórica de la liga, que perdió tan solamente por la coyuntura de la liga de los tres puntos y bajar en ese momento a segunda.
Cuando se cambia a un entrenador es la afición la que empuja a ello casi en el 100% de los casos y ustedes ven esto como una anormalidad, cuando en realidad podrían comprobar que no lo es en ningún lugar del mundo.
El Sevilla no debe reflejarse en el espejo del conformismo, en el de los localismos, ni en el del estancamiento.
Estimados amigos, la afición sevillista es soberana, la afición siempre tiene la razón, aunque ocasionalmente no la haya tenido y la afición y su idiosincrasia es insustituible, como así se ha demostrado, por activa y por pasiva en la historia de nuestro club. Nuestro presidente dijo no hace mucho: "Todo es sustituible menos la bandera, el escudo y la afición" y no le faltó razón en esa ocasión. El enemigo no está dentro.
Tan solo hay una manera de callar a la afición sevillista, con hechos. Sigan haciendo un equipo campeón allá donde participe.