Yo vivo en un pueblo, pero no soy un cateto. La mayoría de la gente de mi pueblo no es cateta, tan solo algunos lo son. Un cateto es un palurdo que puede vivir en una gran ciudad. Dicho esto y aclarado, paso a exponer la teoría.
Sevilla es una de las pocas provincias en España donde la mayoría de su habitantes son seguidores y fans de sus equipos locales, es decir, del Real Betis Balompié o del Sevilla Fútbol Club. Dentro de la capital existen datos con un margen de error de +/- un 3%, que dan como resultado una igualdad de seguidores de ambos equipos. Digo esto porque mientras que en los dos últimos años los seguidores sevillistas aventajaban en ese 3% a los béticos, este año se han vuelto las tornas y el Betis arroja ese mismo 3% de ventaja. Los estadísticos quizás puedan aportar más luz a estos números y explicarnos estas variables.
No he visto datos de la provincia, tampoco a nivel nacional. A nivel internacional, pues se pueden imaginar, no existe absolutamente nada, aunque los béticos se atribuyen a sí mismos una mayoría, pero no pueden demostrarlo en absoluto. Sí es cierto que el barómetro catalán arroja un resultado del 0,4% de los catalanes como seguidores béticos y el 0,3% de sevillistas, unas diferencias pírricas, donde quizás se confundan conceptos como simpatía y cosas por el estilo.
Sin embargo no es el tema que nos preocupa. Lo verdaderamente preocupante es cómo este país, futbolísticamente hablando se está convirtiendo poco a poco en lo que se está dando en llamar el ‘Schottisch establishment’, donde dos clubes acaparan absolutamente todo el protagonismo. Un duopolio que va en aumento con toda una maquinaria detrás potenciándolo más y más.
Hace como un año un amigo me envió un link de una web, concretamente bética, donde se discutía precisamente esto y aparecía una imagen, que realmente no sabemos si es fidedigna o no, pero que yo me creo mucho, donde en la gran mayoría del mapa de la “piel de toro”, se es del Madrid o del Barcelona:
Es muy probable que te desplaces a Córdoba, (por no citar a la capital cateta por excelencia que es Málaga), y si alguien te pregunta de qué equipo eres y le dices que del Betis, la siguiente pregunta sea, “sí, pero tu primer equipo cuál es”. Es decir, el equipo local es el segundo equipo por eso de la cercanía y la simpatía del chiquitillo que anda en Segunda división, que igual un año asciende y se pegan un par de añitos o pocos más, como en el caso de Almería, donde todos, absolutamente todos son del Madrid o del Barcelona, permítanme la generalización, habiendo excepciones que confirman la regla.
Lo grave de todo esto es que posiblemente hace pocos años te podías encontrar ese catetismo cenutrio profundo a más de 100 km de Sevilla capital y hoy nos lo encontramos probablemente a menos de 60 km y comencemos a convertirnos en una provincia del tipo “catetismo parcial”. Tengo unos albañiles en casa que son de Lebrija, (un abrazo a mi amigo J. Carlos García, más sevillista que el escudo y es de allí e inventor del nombre de este blog), que se pelean entre ellos porque son culés o merengues, hasta el punto que parece que son catalanes o madrileños. Una pérdida de identidad total y un desarraigo desolador, siendo de este gran pueblo sevillano.
Y es que hoy hasta me ha dado coraje porque me ha tocado un cateto del Madrid junto a mi asiento, con una tagarnina apestosa, que lógicamente ha gritado con el gol de su club. Si la tagarnina podía soportarla, el catetismo profesado me daba repelús y alergia. Hay algo peor que un bético loperisto-carmoniano y esto es un cateto del Madrid o del Barsa, aunque no lo parezca.
En este sentido, Sevilla y Betis, como instituciones, deberían trabajar juntos y muy duramente.