Este es el aspecto que presentaba el derruido campo de Nervión en el cenit de 1958. Al fondo podemos observar el nuevo coliseo sevillista, que aún sin terminar ya podía acoger el gran número de seguidores que demandaban por aquellos años una plaza para ver al campeón y que en Nervión eran insuficientes, teniendo en cuenta que tenía una capacidad para 20.000 personas y aún así no daba a bastos para acoger al sevillismo. Este fue el motivo principal para la construcción de lo que posiblemente se llamaría “Gran Estadio” y que terminó por llamarse ‘Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán’, su gran sueño que nunca vio en vida.
El pollino no comió mejor manjar en su vida, eso es seguro, un fino césped casi en perfecto estado aún, y las porterías todavía en pié. El campo de Gloria donde se consiguieron algunas copas de Andalucía, se ganó una Liga y nada más y nada menos que tres Campeonatos de España, el primero, la Copa Presidente de la República, amén de grandes momentos que aún quedan en la retina de muchos de nuestros padres y abuelos. Un momento triste para ellos sin duda verlo desaparecer. Incluso el Betis jugó en este campo gran parte de sus compromisos durante la Guerra Civil.
Podemos comprobar cómo se situaban las gradas, en este caso la de preferencia, lugar en el que sin duda, algunos niños aprovecharían para entrar en el terreno de juego y emular a sus ídolos. Si se fijan bien, tras las gradas hay un pasillo que daba entrada al estadio, donde podemos observar un árbol plantado, algo curioso sin duda.
Pues bien, justo a la izquierda donde se sitúa el fotógrafo, en ese mismo pasillo por dentro del estadio y haciendo esquina con el gol sur, había otro árbol muy especial, donde señalamos con el círculo en rojo:
Aún existe esta palmera que se encontraba dentro de lo que era el Campo de Nervión, entre la valla exterior y las gradas, indicando donde se encontraba la esquina del lugar donde se vivieron esos momentos de gloria. Es la referencia, para quien quiera saberlo de dónde comenzaba el antiguo estadio.
Una palmera que es símbolo de los “Guardianes de la Memoria”, porque fue allí donde comenzó todo este bucear entre periódicos, libros, hemerotecas, bibliotecas, hipótesis, teorías, conclusiones, cientos de escritos para dilucidar y aportar luz a la historia del fútbol sevillano. No les extrañe verles escribiendo por aquí que la palmera estaría situada unos centímetros más allá de donde digo, o que me equivoqué de esquina, por no se sabe bien qué referencia visual, pues son así de mijitas… y que sigan siéndolo. Recuerden, esquina de la Avenida de Eduardo Dato con Luis de Morales.
Pero todo desembocó en la Fábrica de sueños, donde en los últimos tiempos y a pesar de los años de sequía nada fue en vano. Un coliseo que pesó como una losa al sevillismo, pero que se lo ha devuelto en forma de plata grabada, premiando el esfuerzo y la paciencia prestada. Fidelidad en su grado máximo.
Post visual para disfrute de los que saben apreciar estas cosas. ¿Tienes alguna experiencia que contarnos sobre el campo de Nervión o alguna imagen que pudiese ilustrarnos aún más? No dudes en escribirnos en los comentarios, o al email que tienes a la derecha un poco más abajo. Esteremos expectantes.